El recibidor encara desde la puerta de entrada el pasillo que conduce a las estancias de la planta baja y a las escaleras de forja hacia las plantas superiores. Proporciona un acogedor espacio de entrada en el que recibir a nuestros huéspedes, con sus percheros, paragüeros y otros objetos que le confieren un cálido ambiente. Para una entrada triunfal, no hay nada mejor que un buen recibidor castellano. Llama la atención los azulejos de Manises, de los años 30-40. El abuelo Rafael los consiguió a cambio de labrarle las tierras a un transportista de la localidad que hacía viajes a Valencia.